Para entender qué es el diseño emocional comenzaremos con un ejemplo: una copa de vino nos sabe mejor en una copa elegante, si tenemos que elegir entre dos geles de baño cogeremos el que nos transporta a nuestra infancia. Lo que tienen en común estos dos casos es que ambos despiertan emociones positivas en el presente y evocan recuerdos que nos hacen sentir bien.
El diseño tiene una implicación clara en la economía y la vida de las personas.
Índice de Contenidos
El Diseño Emocional y UX. Cómo las emociones definen nuestra experiencia.
De las situaciones mencionadas anteriormente sacamos la conclusión de que hay algo más detrás de un producto o incluso de su diseño.
El Diseño esta directamente relacionado con la experiencia de usuario (UX) y son las emociones que despiertan en nosotros las que definen si la experiencia ha sido buena o no.
Una imagen vale más que mil palabras, pero un sentimiento lo es todo. ¿Es posible diseñar una emoción? ¿Es cierto que nos movemos por corazonadas? ¿Y si diseñamos estos impulsos positivos? La nueva idea de “diseño emocional” ha hecho que demos un paso más allá en la comunicación 3.0. Esta nueva “imagen con contenido emocional” nos permite hablar directamente a las personas y hacerlo de forma personalizada conectándonos con los aspectos más íntimos de nuestra memoria.
La usabilidad de un producto es lo que lo hace que sea «bueno» o «malo».
Comencemos por el principio: el diseño gráfico es un canal de comunicación entre dos partes. Las empresas tienen un mensaje que transmiten a los clientes y el vehículo es un diseño que debe reflejar de forma clara y directa el contenido. En todas sus vertientes, un buen diseño es aquel que nos permite crear una estrategia. Son los cimientos de un producto y lo que hace que las personas mostremos interés por ellos. Cuando los diseñadores comenzamos el proceso creativo tenemos en cuenta tanto aspectos estéticos y funcionales como técnicos. Existen varios tipos de diseño. Tenemos el diseño editorial, el diseño corporativo, de exposiciones, de arte, publicitario, digital, fotográfico, ilustraciones… pero hoy hablamos de un nuevo concepto de diseño del siglo XXI: el diseño emocional que incluye las experiencias.
¿Qué es el Diseño Emocional?
El Diseño Emocional es una parte del Diseño orientado en «generar respuestas sensoriales adecuadas ante los estímulos de un producto» ya sean positivas como la diversión o la tranquilidad, o negativas como la tensión o el miedo. Ambos estímulos (buenos y malos) pueden generar emociones positivas ya que pueden determinar que nos sintamos satisfechos o tengamos sentimiento de seguridad o superación.
En el libro Emotional Design. Why Love (or Hate) Everyday Things, Donald A. Norman habla del concepto de diseño emocional y afirma que “el principal objetivo del diseño emocional es hacer nuestra vida más placentera.” Pasamos de diseños funcionales a diseños que se disfrutan y que nos llevan a sentir placer y diversión. Podemos incluso ir más allá y hablar de marcas o productos que nos hacen viajar o (re)vivir experiencias únicamente por participar de la filosofía de la empresa.
«juicy salif» by Philippe Starck
Reacciones Emocionales que proyectan los productos
Donald A. Norman menciona tres reacciones emocionales que proyectan los productos en las personas través de su diseño, y estas son:
Diseño Visceral: nos influye a nivel de pre-consciencia, anterior al pensamiento. Se centra en la apariencia externa por lo que es la primera imagen que vemos. Este diseño provoca una reacción inmediata en nosotros siendo la determinante y responsable de lo que solemos denominar «primeras impresiones.»
El diseño visceral crea en las personas una necesidad o deseo irracional. Es «lo que nos entra por los ojos» por lo que en este nivel influirán aspectos como la temperatura, el orden, la textura, la forma o el tamaño del producto.
Diseño Conductual: es el aspecto más funcional de un producto o servicio. Este diseño tiene como objetivo optimizar la efectividad y la calidad de la experiencia de uso.
El diseño conductual depende de aspectos como la usabilidad o el rendimiento, y se entiende como «el resultado que nos aporta la interacción entre el usuario y el objeto»; es decir, si el usuario entiende bien cuál es el uso del producto y si cumple sus expectativas y necesidades.
Diseño Reflexivo: es el que involucra la parte emotiva de las personas. Si queremos que un producto sea memorable su diseño debe ser capaz de evocar recuerdos, tener proyección de futuro y ser atemporal. A nivel reflexivo estaría relacionado con el concepto que uno tiene de si mismo y la satisfacción personal.
El diseño reflexivo determina si finalmente el usuario cree que el producto es o no para él, y si merece la pena adquirirlo a corto o largo plazo.
Teniendo en cuenta estas tres reacciones emocionales del diseño es importante plantearnos la necesidad de llegar al equilibrio entre: deseo inicial, funcionalidad del producto, expectativas y valor emocional.
«La Lame d’Eau» y «la feuille d’eau» por Philippe Starck, con la Fondation France Libertés y Made in Design,
para la Fondation Danielle Mitterrand
Características del Diseño Emocional.
Sergio Zyman, jefe de marketing en Coca Cola, nos lo resume muy bien en la siguiente frase:
“El marketing emocional es construir relaciones, es darle a la marca y al producto un valor a largo plazo”.
Un producto creado mediante un diseño emocional tiene que ser, ante todo, funcional y ser capaz de provocar reacciones en las personas. Tanto si hablamos de un producto como de una marca emocional, han de ser sencillos, divertidos y fáciles de usar o adquirir. Cuando satisfacen una necesidad producen un efecto positivo en los consumidores.
Las sensaciones y emociones que provocan los diseños, ya sean físicas o psicológicas, son cortas y se viven de forma intensa. Así la persona siente la necesidad de continuar usando la marca o el producto hasta el punto de establecer relaciones duraderas e insustituibles. Las marcas emocionales formarán parte de la vida y recuerdos de los consumidores y se irán transmitiendo de «generación en generación» entre los usuarios.
Es fundamental que el consumidor se involucre en todo lo que transmite el diseño. Cuando los usuarios forman parte de nuestra filosofía y nuestra historia, o participan activamente de la construcción de la marca, podemos decir que nuestro producto les estimula emocionalmente y les influye en su consumo y toma de decisiones, aunque no sean conscientes.
Ventajas de incluir las emociones en el diseño.
El diseño emocional es aquel que consigue «atraparnos» porque estimula nuestro sistema cognitivo y nos hace sentir y estar felices. Todo es cuestión de percepción, siempre, y el diseño emocional provoca lazos duraderos con los consumidores independientemente de sus gustos o preferencias generales.
«Es fácil» diseñar pero no lo es transmitir emociones o diseñar felicidad. Una vez que conseguimos esto, es posible establecer uniones fuertes entre empresas y consumidores y conseguir la “fidelidad” del usuario. El motivo: su experiencia no se ve satisfecha con el uso o adquisición de cualquier otro producto de la competencia, sino con esas emociones que sólo nosotros somos capaces de aportarles.
Conclusiones.
Está claro que estos vínculos de confianza no se crean de la noche a la mañana. Una vez diseñados, se siguen forjando día a día. La imagen de marca que conseguimos es la que establece si el diseño funciona o no. Las grandes marcas emocionales que tenemos en el mercado son las que más esfuerzos realizan y recursos invierten en este tipo de publicidad y marketing. Cuando hablamos de «valor de marca» incluimos todos estos conceptos que no son fáciles de lograr, pero que se forjan día a día. Esto es lo que, a medio-largo plazo, mas nos compensa a las empresas. En un gran esfuerzo pero que merece la pena.
Emocionar con la imagen será nuestro mejor recurso para permanecer en la memoria de las personas «cuando todo haya sido dicho, hecho y consumido«.
Si te ha gustado este artículo suscríbete a nuestro blog. Te enseñaremos a mejorar el Branding y el Marketing de tu empresa.
Comentarios recientes